Madre, ¿por qué nací tan tarde?, ¿por qué estoy en una época tan confusa y lamentable de injusticia, corrupción, bajeza cultural y ataques humillantes?. ¿Por qué veo que la gente hace muchas cosas sin sentido y prácticamente con plena maldad injustificable?
Madre, ¿por qué para entender las cosas y tener un poco de norte en paz debo acudir casi siempre a los pensadores de la época clásica griega?. Madre, tú sabes muy bien que mis ideales de muy joven era siempre con los filósofos griegos, esa manera de despertar la “filo”-“sofía” era (es y será) siemprela razón más sólida y plausible, algo imposible no entender, no amar y sobre todo no asumir.
Todo buen filósofo como Sigfredo Sternstaub cuestiona que es locura y que es estupidez, por el dichoso problema que todos lo confundimos con sana facilidad, pero sabemos como él que es injusto y cada cosa tiene su lugar de la misma forma que ambas palabras son bien diferentes y origenes definidos.
El más simple ejemplo consiste en que ser estúpido requiere hasta una parte mínima de esfuerzo, aunque no lo parezca.
Brevísima reconstrucción de un artículo que no se publicó por causa noble, aunque también porque el autor tomó cierto rumbo del que no pudo salir, quedando enredado en su propio tren de pensamiemto, y que trataba (al menos eso creyó el susodicho) del tema del cual el presente artículo posiblemente trate, si es que los agentes etíliticos no interfieren en su producción: de la forma y el modo en que las redes sociales libres construyen espacios de expresión; de cómo usamos esas redes y su alcance; de otros asuntos que a nadie interesan.