Entiendo que la primera impresión, sobre todo si se ha llegado a esta publicación desde el proxy http, podr ser “anticuado”, “obsoleto”, un verdadero anacronismo usar algo como esto en esta época; espec icamente alguien me dijo “se ve muy pre 95”. Y aunque es cierto que se trata de un protocolo de inicios de los 90s y que carece de la vistosidad de la web, es en esa misma simplicidad, tanto de formato como de protocolo, donde se encuentra la principal razón de su relevancia.
La razón principal por la que muchas veces siento que cualquier día vamos a necesitar o mejor dicho regresar a la pantalla negra con cursor parpadeante es porque nos encontraremos mas pronto que tarde ante la necesidad de así comunicarnos, trabajar, transmitir y sobre todo documentar muchas cosas pero sin los medios ni métodos mas novedosos o relucientes.
No es de extrañar que llegado el peor de los momentos nos enfrentemos a unos cacharros abandonados que obviamente nadie quisiera desenpolvar, pero como no habrá otra opción ni mucho menos otro recurso a menor tiempo, entonces habrá que emplearse a fondo a tratar hacer lo mismo que hacíamos ayer pero hoy y ahora mismo.
Trabajo con aparatos, estudio con aparatos. Y los aparatos me hablan, me dicen cosas a los ojos. Hablarme a los ojos no es un capricho de éstos, ni una cosa aleatoria, sino que (por ahora) es la única manera más o menos eficiente que tengo para entender lo que me quieren decir. Por suerte para los aparatos yo tengo dedos y a los aparatos les gusta que les hablemos con los dedos, pues lo que para nosotros no es más que una musiquita plastificada, para los aparatos es lenguaje.