Interfaz de línea de comandos

Trabajo con aparatos, estudio con aparatos. Y los aparatos me hablan, me dicen cosas a los ojos. Hablarme a los ojos no es un capricho de éstos, ni una cosa aleatoria, sino que (por ahora) es la única manera más o menos eficiente que tengo para entender lo que me quieren decir. Por suerte para los aparatos yo tengo dedos y a los aparatos les gusta que les hablemos con los dedos, pues lo que para nosotros no es más que una musiquita plastificada, para los aparatos es lenguaje. Así nos entendemos: yo voy tocando (tecleando) melodías incomprensibles, los aparatos me responden con luz en alto contraste (casi siempre en colores).

Esto es lo que llamamos interfaces: una mezcla de cosas de los aparatos con cosas de los humanos que sirven para intercambiar información. Interfaces hay muchas y de muy variadas categorías, pero la que prefiero sobre todas ellas es la línea de comandos. Me explico.

Sucede que a los ojos de los humanos, todo el conjunto imaginario de las pantallas les hace daño y si uno se pasa varias horas frente a esos dispositivos iluminados termina queriendo quitarse los ojos y ponerse unos nuevos. Como de momento me gustaría seguir usando los ojos que ya traigo puestos, busco por un lado reducir el estrés ocular valiéndome de pantallas negras, ninguna imagen y mucho texto. La idea es simple: la menor luz posible, un contraste equilibrado, ninguna distracción.

Pero eso no es todo. La línea de comandos no sólo sirve para gestionar paquetes, configurar alguna que otra aplicación o servicio, escribir y leer texto. En mi experiencia he ido descubriendo que no necesito de un entorno gráfico. Cuando se trata de trabajo todo lo que puedo hacer con un escritorio lo puedo hace bien, e incluso mejor, en una tty: dividir la pantalla en múltiples paneles para “emular ventanas” (tmux), navegar por la web (lynx), leer y enviar correo electrónico (mutt), chatear (profanity, weechat), escuchar música (ncmpcpp, muc), gestionar redes sociales (gsocial-cli, cliaspora, madonctl) ¿se me escapa algo? Seguro. Es que la línea de comandos es nás que una interfaz. Es una herramienta y con ella se puede disfrutar de tantas otras herramientas, muchas que están por ahí ocultas en repositorios git, e incluso divertirse emulando las viejunas nostalgiturnas consolas de juegos, todo a un muy bajo costo de recursos para el aparato (líbrenos la tty de gastar dinero en más capacidad de memoria, de tarjeta gráfica, de tiempo de procesamiento).

La interfaz de línea de comandos permite mayor control de nuestro trabajo y mayor autonomía. En lugar de estar haciendo clicks a ciegas, esperando que el programa ejecute los comandos (¿“transparentemente”?), nosotros mismos ejecutamos la orden con las opciones que mejor nos plazcan y teniendo perfecto conocimiento de lo que está pasando. Como todas las cosas simples, la interfaz de línea de comandos es eficiente.

Buenos los tiempos que no existían los entornos gráficos ¡Cuánto se extañan los añejos DOS (unix, opendos, dr-dos)! Tranquilos, esto no es una declaración de guerra contra las equis y los waylands del presente. Me gusta que se desarrollen otros tipos de interfaces y que haya de esos que aman sus escritorios (y los hay que pasan horas y días personalizando al máximo sus entornos). Sin embargo, no es casualidsd ver a diario muchos queriendo volver a las pantallas negras, al cursor que impacientemente parpadea llamándonos a teclear y darle de comer a sus entrañas electrificadas, la música pura que se asemeja tanto al genial jazz y a un latido incesante. Ya dije: de todas las cosas de los aparatos, la interfaz de línea de comandos es mi favorita John Coltrane Quartet - My favorite things.

27.07.18  –  /cosasdelosaparatos   –  #cli  #shell  #tty  #DOS   –  ziggys 
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