La situación es la siguiente : en la puerta de un colegio se me acerca una mujer que inocente de mi ni me fijé ni le presté atención debida en su momento, me preguntó si es que venía a buscar a mi hijo, y simplemente le dije que “no”, se quedó de pronto un poco sorprendida o no se si perpleja porque tampoco entendía que hacía ahí esperando (algo tan simple como esperar a esposa por que minutos antes de salida escolar salen maestros).
No les engaño : vivo en contraesquina de una iglesia y eso ofrece a veces un panorama que nunca deja de sorprenderte.
Lo mejor de todo es que uno es ateo, agnostico y satánico, con eso me sobra para saber que todo “cuento” que cuentan allá es siempre muy muy complicado de entender, y que no se me ofenda nadie como lector, es que no sirvo, no soporto y me cuesta muchisisisisimo trabajo tener que memorizar nombres, cuentos, versiones y despasiones que solo entiende quien quiere entender.