No les engaño : vivo en contraesquina de una iglesia y eso ofrece a veces un panorama que nunca deja de sorprenderte.

Lo mejor de todo es que uno es ateo, agnostico y satánico, con eso me sobra para saber que todo “cuento” que cuentan allá es siempre muy muy complicado de entender, y que no se me ofenda nadie como lector, es que no sirvo, no soporto y me cuesta muchisisisisimo trabajo tener que memorizar nombres, cuentos, versiones y despasiones que solo entiende quien quiere entender.

A lo que iba o a lo que voy en este mini relato, con la ventaja pero gran desventaja de tener que pasar “casi” todos los dias por la puerta de tal mononumento apostolico, romanico, cristiano… a veces contemplo tales escenas tan curiosas que obviamente siento la necesidad de contarla, ¡que la culpa no siempre es mia, leches!.

El detalle de “bautizar” coches por poner un primer ejemplo me dejó por unos meses un poco con el interrogante y rascándome bien en la cabeza, obviamente la tendencia es que sean nuevos, limpios, relucientes y recien sacados de la tienda, pero para que no sufran, no tengan la mala suerte de tener ningún accidente pronto pues nada mejor que el cura lo beatifique, lo bautice o como se llame; lo moje por dentro vamos, que me quedé sorprendidididisimo como es capaz de arrojar esas gotas tan impunemente por dentro ¡estando nuevo!, pero claro, el dueño que por cierto la dueña elegantisima, guapisima y con muy muy buenos tacones ahí está tolerando y amando la misma escena sin immutarse. Pero si lo mojas tú o se te olvida cerrar bien la ventana en un día de leve lluvia vas a ver la escena que te monta.

Las bodas son un show de lo mejor, desde la parte de atrás sabes quien se casa, cuantos medios disponen y que tipo publico es, basta con mirar los carros que acompañan y en casos especiales los camiones para “meter/sacar” los complementos adornos del show… digo boda, eso de casarse todos por igual ante un cura me temo que no. En cambio las celebraciones de 15 años es algo mas normal, sencillo y “fiestero” si me permiten la expresion, se nota que no se requiere de muchos medios, como tampoco las comuniones que enteonces suelen venir mas familia, mas amistades, y mas inquietos todos todavia.

Por otro lado como que suelo pasar muchas veces a la hora que coincide con el instante del comienzo cierre de puertas, veo que dia sí y casi día también el pobre alto flaco cura está en la puerta rigidamente soportando el sermón del visitante, turista o persona de turno, no ya hablando sino mas bien gesticulando, moviendo brazos y obvio contanto “su version” para darse muy bien a entender pero que impasiblemente tiene que escuchar si o si, tambien si y por que si siempre el cura sparta’namente.

Despertar un sábado, un domingo y ver ya casi antes de las 8:00am de la madrugada las calles llenas de coches no tiene precio, como esta gente madrugan para algo que me imagino es de muy poco hacer, basta solo su presencia. Que por cierto tengo una buena noticia pero me intriga saber como o por que ahora si lo hacen y si toleran que la gente aparque dentro el enorme patio de la iglesia en su propia cuadra, cuando antes era algo practicamente intocable, privilegiado e impensable.

Por cierto antes que se me olvide : tengo que revisar las fechas o los meses que la gente compra más los coches, que es cuando con mayor frecuencia y facilidad los puedo ver en puerta iglesia siendo “mojados”.

Y lo no menos triste de simpre pero si de verdad me apena verlo : los entieros mas pobres del pueblo, cuando ni apenas son como diez personas, sin contar los del coche funebre, y con toda humildad, desamparo, sencillez y sin nada nada de recursos despiden a alguien. La cara que puedes ver es muchas veces muchisisisisimo mas real, sincera, honesta, directa y cruda que puedes contemplar. Nada que ver a cuando son muchas personas, muchas flores, e incluso muy elegantes para despedirse de alguien que realmente no necesita te vistas bien.

Pero lo ves y tampoco puedes decir nada, como la vida misma.