Brevísimas anécdotas ferroviarias
Caballero en metro quedó casualmente acomodado detrás y muy pegado de señorita cuyas dimensiones llaman a la vista de varios. Caballero disimula su placer con evidente experiencia. Caballero se da cuenta, al igual que el resto, que señorita no es tal (la antigua confusión entre “muchachita” y “mucha-chota”) y su rostro pasa del disimulo al espanto y busca huir, zafarse de la cercana condición de “apoyo” en la que se encuentra atrapado.
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