Hay cosas que suceden pero no te das cuenta. Hay costumbres y detalles que se acumulan y luego se manifiestan como normales. Hay momentos que apropias de algo que nunca antes lo habías defendido como algo de tí mismo.
El detalle fue que siendo la hora muy muy ajustada para llegar a un compromiso alguien reclamó y gritó para que el estilo de “pilotaje” o conducción fuera aun más agresivo.
Después de muchos años en los que uno se ha tenido que ir calmando, tranquilizando y sobre todo midiendo mas los riesgos, llegamos a un punto en donde la familia no quiere eso, lo que quiere es precisamente regresar al mayor riesgo, a mayor intensidad y sobre todo a una mayor apuesta por ganar meros metros y quizás segundos más que significativos. Uno nunca sabe exactamente en que etapa de su vida está.
El tramo es obviamente el mismo de siempre, solo siempre molesta o afecta los coches que se ponen por delante, con solo ponerse detrás unos dos o tres segundos ya casi consigues y tienes un análisis genial de como es quien maneja por delante de tí. Dado que un coche siempre representa mejor medio y plataforma que una moto tampoco puedes subestimar que estas dan sus golpes de manillar, sus salidas mega confiadas y sus equilibrios mágicos que a veces parecen más a un circo volante que otra cosa.
La mala costumbre de no mirar hacia atrás es un dato revelador, no ya hacia atrás sino ni siquiera molestarse por quien tiene a los lados, ni izquierda ni derecha es que simplemente mira pa’lante y yastá. Y claro pronto es muy facil ver o descubrir que muchos huecos, muchos flecos, muchos ángulos los pierde y los desaprovecha para no simples maniobras sino incluso para propia defensa, propia seguridad y propio dominio de espacio bien avanzado. Incluso en tu mente se va programando y asimilando que en un calle con el asfalto mas nuevo es un modo pilotaje bien diferente a otra calle paralela pero sin asfaltar o de más años pero ya con mucha mas gravilla suelta en varios rincones, más cuando es lluvia o recien llovido.
El grito fue claro cuando me dijeron : “¡adelanta coño ya esa mierda!". El susto me lo llevé, siendo apenas las 7am pues no esperaba que ya de pronto exigiera no ya un pilotaje de Formula1 como vemos en los circuitos cerrados y dando vueltas como locos siempre en las mismas curvas, sino que aquello parecía mas a un puro estilo WRC donde la cuneta, curva, reten, bache, agua y otros elementos son factores determinantes y sobre todo un circuito abierto a la pura realidad y a las condiciones naturales como la vida misma.
Cuando ya habíamos llegado a tal cual meta nos preocupaba una sensación de suspiro largo, tranquilidad y logro acometido nos quedamos todos con la sensación de salvados. Y me regresé como quien deja el coche con el motor en ralentí y sacando un humo ligero para que los aceites y refrigerante se vayan regresando a su sitio.
Y repito, hay cosas que uno aprende, adquiere y asimila sin querer, si el primer dia te dicen que manejas como loco, tranquilo por que el quinto y sexto dia te van a decir que manejes mucho pero no por capricho, sino ya por necesidad, el nivel lo tienen asumido, los riesgos lo aprendieron, y sobre todo lo superaron sabiendo que hay margen, hay opciones, hay posibilidad y hay un estilo de manejabilidad que lo cubre y satisface perfectamente.
Y la familia descubre los efectos y la ley de física de la mejor forma posible, en el día a día.