La mejor metáfora que se puede encontrar a atribuir a los que estamos fascinados con los sistemas es famoso titular de un libro que decía algo así como “¿Donde está mi queso?”
No solemos ser de los que nos coformamos con lo de menos ni mucho menos, no nos importa tener que repetir o escribir muchas veces durante unos días unos textos que luego no usaremos más, pero si queremos confirmar, validar, revisar, diagnosticar y sobre todo evaluar en nuestras posibilidades, medidas, recursos y medios, que las cosas funcionan bien de una manera o de otra.